Un “abrazo de luz” es mucho más que un simple saludo. Cuando se da un “abrazo de luz” o se le envía a alguien, tiene un efecto muy diferente a cuando se abraza físicamente.
Un “abrazo de luz”, nace en lo más profundo del espíritu, conectando la existencia con el amor que vive en el corazón de cada individuo, logrando de esta manera una vibración de energía con el «ser interior» y produciendo una iluminación que va más allá de todas las barreras y expectativas que se pueda imaginar y encontrar en el camino de la vida el ser humano.
Los seres humanos pueden proyectar -a través de un abrazo- buenos deseos para los demás que vienen cargados de cariño, éxito, paz y bendiciones con el simple hecho de saludar estrechando a familiares, vecinos o amigos. Todo esto conlleva que la energía se mueva y se traduzca en amor elevando la frecuencia vibratoria, al dar un “abrazo de luz”, verdaderamente se irradia luz. Es posible que al cuerpo físico a veces le resulte imperceptible porque al vivir tan deprisa no hay consciencia para lograr esa sensación, por eso hay que detenerse para sentirlo.
Un abrazo es sinónimo de calidez, siempre llena de alegría y paz el entorno, ya sea al darlo, como al recibirlo. Se puede brindar de forma generosa a un familiar, a un amigo , a la pareja, incluso a un desconocido. La luz envuelve al amor, a la pureza, a la claridad, a la energía de la vida espiritual. La Luz se asocia a la energía vital, y con la energía que fluye en el Universo, es algo que ayuda a permanecer y dar sentido.
La luz se asocia con la inmortalidad, con el amor infinito que espera y envuelve el alma, por eso un “abrazo de luz” es enviar amor, energía de la más alta frecuencia, cariño, es un mensaje lleno de sentimiento, un mensaje positivo, es mucho más que sólo palabras, es todo un verdadero sentir.
La invitación es transferir la luz propia a donde quiera que se vaya y enviar abrazos de luz que iluminen la vida de los seres queridos, el planeta y el universo.
