Un estudio realizado en Australia por la Universidad Monash a 1200 participantes durante más de 30 años revela la relación que puede existir entre la obesidad infantil y el riesgo de demencia observando que los que fueron obesos de niños tienen peores habilidades cognitivas de adultos.
La obesidad infantil es un problema de salud que se refleja en problemas cardiovasculares en la edad adulta y es considerada la primera causa de muerte en el mundo. Los niños obesos tienen más posibilidades de desarrollar hipertensión y diabetes tipo 2 tanto en la infancia como en la edad adulta.
Los niños que desarrollan fuerza muscular, capacidad cardiorrespiratoria y resistencia gracias al deporte tienen mejor salud de adultos. Y una mejor condición física en la edad adulta también se asocia con menos riesgo de demencia a edades avanzadas.
El vínculo directo entre obesidad en la infancia y riesgo de demencia no se había estudiado y lo que pretende es analizar el impacto que tiene la condición física de niño en las habilidades cognitivas en la mediana edad.
El estudio arrojo que los adultos que habían sido obesos de niños tenían peores resultados en las pruebas cognitivas y, en consecuencia, más riesgo de demencia de mayores. Los resultados se han publicado en el Journal of Science and Medicine in Sport.
La prevención es clave, el ejercicio protege el cerebro y si se empieza a practicar a temprana edad los beneficios físicos y cognitivos que están relacionados con la memoria, el razonamiento, la comunicación y resolución de problemas serán notorios.
Actualmente no hay fármacos para curar la demencia, pero se sabe que casi el 40% de los diagnósticos de demencia en todo el mundo podrían evitarse o retrasarse modificando factores de riesgo como la dieta y el ejercicio.
En todo el mundo, se diagnostican cada año más de 7 millones de nuevos casos de demencia. Y para el 2050 se espera que la prevalencia de la demencia aumente en un 116% en los países ricos y en un 264% en los países más pobres.
Los buenos hábitos de vida deberían implementarse desde la infancia para vivir más años y con más salud. El sedentarismo y una dieta rica en grasas y azúcares favorece la obesidad, y esta aumenta el riesgo de diabetes y colesterol elevado. Unos niveles altos de glucosa y de lípidos en sangre son nefastos no solo para la salud cardiovascular, también son muy perjudiciales para el cerebro.
Hay que contrarrestar la obesidad en los niños de 0 a 3 años para evitar problemas de salud en la edad adulta.