La queja es un discurso interno o externo, que se trasmite con la intención de expresar, aliviar un malestar, dolor, sufrimiento o con la intención de criticar algo o a alguien.
Decir lo que se piensa es bueno, pero hay que diferenciar entre:
– Quejas funcionales o justificadas, que permiten recibir atención y apoyo cuando es necesario, y a detectar lo que no está bien para poner en marcha soluciones.
– Quejas disfuncionales, las que cargan de energía negativa al individuo, lo alejan de la búsqueda de soluciones y producen malestar y estrés entre las personas que lo rodean.
La naturaleza humana busca que se conozca su aflicción porque de esta manera se siente entendido y conectado. El problema surge cuando la queja es recurrente ya que se acaba con las reservas de empatía de los demás. La gente del entorno quiere ayudar, pero si la queja es reiterativa, regularmente, se vuelven cínicos pues piensan «nada es suficiente, no importa lo que le diga o le ayude de todos modos se seguirá quejando». El resultado es que la persona se siente menos entendida y conectada.
Una alternativa es que la persona que suele quejarse debe dejar de buscar que piensen en ella y su malestar, y se solidarice con sus pares que también viven situaciones retadoras, esto permite desarrollar la empatía logrando salir de la queja y estableciendo relaciones mas equilibradas.
A veces es complejo darse cuenta por si mismo de la tendencia a la queja, por eso es aconsejable mirar el entorno de manera objetiva y estar a abierto a las sugerencias de las personas más cercanas que logran percibirlo. Si esto no fuera suficiente y no se cuenta con las herramientas necesarias para salir de esta situación se puede pensar en solicitar ayuda psicológica que ofrece la posibilidad de cambiar. En estos casos el psicólogo hace un trabajo de confrontación -que puede ser doloroso- pero permite reconocer la sombra (lo que no gusta tanto de si mismo). Al reconocer la oscuridad se puede traer luz a ella.
El psicólogo esta preparado para suministrar herramientas para el cambio y de esta forma la terapia puede resultar muy efectiva logrando transformar la queja en oportunidad.
