Hablar de sostenibilidad exige pensar en aspectos sociales, económicos y ambientales en miras a crear una sociedad más justa y respetuosa con el entorno.
La idea es mantener un equilibrio hoy, sin poner en riesgo los recursos del mañana, por eso es importante pensar en el futuro y que lo que se está haciendo en el presente tiene consecuencias en lo que vendrá más adelante.
Preservar la biodiversidad es hablar de sostenibilidad ambiental y debe hacerse sin renunciar al progreso económico y social.
La sostenibilidad económica se encarga de que las actividades que buscan avanzar en lo social y lo ambiental sean rentables.
Y una correcta sostenibilidad social busca que la población tenga una relación estrecha con objetivos comunes.
Crear una “conciencia global” es, quizá, el principal objetivo de la sostenibilidad para que se logre entender que el planeta esta interconectado, que las acciones de cada ser humano están íntimamente relacionadas con los otros y que lo que se haga en el presente tendrá importantes consecuencias para las generaciones venideras.
En conclusión, el desarrollo sostenible funciona siguiendo los parámetros de que hay que proteger los medios naturales, cuidar los recursos disponibles para que no se agoten indiscriminadamente y trabajar para que todas las personas tengan posibilidad de encontrar las mismas oportunidades construyendo un mundo más equitativo para todos.