El ser humano es muy sensible en la primera etapa de su vida, el ambiente que lo rodea y la forma que entabla relaciones con otras personas van definiendo su manera de moverse en el mundo y es en esa primera infancia donde se definen las heridas de la infancia, esas huellas que afloran en la vida adulta y se reproducen con los años. Desde la psicología se han definido las siguientes heridas emocionales que existen y como identificarlas para trabajarlas y comprender la huella que dejan en la vida de las personas.
- HERIDA DE RECHAZO
En la infancia:
No lo aceptaron tal como era.
¿Cómo se protege el adulto?
Huyendo. Cuando alguien o algo lo hace sentir así, se escondo, se aísla, no quiero ver a nadie, incluso a la gente que lo quiere. Siente que todo el mundo lo rechaza, que no pertenece.
- HERIDA DE ABANDONO
En la infancia:
Tuvo padres ausentes emocionales o físicamente.
¿Cómo se protege de adulto?
Haciendo todo lo posible para que el otro no se vaya de su lado. Atrae problemas para llamar la atención de los demás. Prefiere aguantar en relaciones difíciles que ponerles fin.
Le da mucho miedo quedarme solo.
- HERIDA DE HUMILLACIÓN
En la infancia:
Lo ridiculizaron y se avergonzaron de él.
¿Cómo se protege de adulto?
Anulando sus necesidades y centrándose en las de los demás. La culpa y la vergüenza que arrastra le impiden aceptarse y cuidarse. Por eso, le resulta más fácil ocuparse de los demás que de él.
- HERIDA DE TRAICIÓN
En la infancia:
No cumplieron lo que le prometieron
¿Cómo se protege de adulto?
Estando en hipervigilancia constante. Tiene que controlar lo que ocurre a su alrededor para anteponerse al peligro y así evitar sorpresas. Es muy exigente en sus relaciones porque le da miedo que le mientan.
- HERIDA DE INJUSTICIA
En la infancia
Fueron fríos y autoritarios.
¿Cómo se protege de adulto?
Escondiendo lo que siente. Es muy sensible pero no lo demuestra.
Se exige mucho a si mismo porque cree que se le aprecia por lo que hace y no por lo que es. Le cuesta comprometerse por miedo a equivocarse.
Es momento de sanar!