El principal componente de huesos y dientes es el calcio, este mineral desempeña funciones vitales que ayudan a que el organismo funcione correctamente.
El calcio juega un papel muy importante en la contracción muscular, los latidos del corazón, la coagulación de la sangre y la salud del sistema nervioso, además, ayuda a las neuronas a producir impulsos nerviosos.
Los lácteos son fuente de calcio por excelencia, pero también una buena cantidad de este mineral se encuentra en las verduras, legumbres, hojas verdes, sardinas y frutos secos, por lo que es aconsejable su consumo.
Hay algunos alimentos que pueden contribuir a la disminución de la absorción del calcio o, incluso, favorecer la eliminación de este mineral como, por ejemplo, la cafeína en exceso, más de cuatro tazas al día producen este efecto por lo que es aconsejable no excederse. De la misma manera, las dietas hiperproteicas aumentan su expulsión a través de la orina.
El exceso de fosforo y de fibra también reducen su absorción.
La niñez y la adolescencia, el embarazo y la lactancia, la menopausia y la tercera edad son etapas de la vida en las que se debe aumentar su consumo.
La dosis recomendada es de 800 a 1000 mg de calcio en las personas adultas.
