El colibrí es amor y protección, mensajero de noticias especiales. Es la alegría incansable de vivir, optimismo y energía positiva. Ver lo bueno de la vida, superar la amargura y experimentar la magia. El colibrí invita a disfrutar del presente y a encontrar la felicidad en aquello que hacemos y a dominar el vuelo de la vida. Es la única ave que vuela hacia atrás y puede frenar en seco aun volando a gran velocidad. Es uno con las flores. Es el juego, la independencia y símbolo de logro de lo que parece imposible. Símbolo de resurrección, mensajero y guardián del tiempo. Se dice que el colibrí trae amor como ninguna otra medicina puede hacerlo.
La mayoría de colibríes no superan el año de vida, así que viven de manera intensa. Representa la energía vital, la pasión y el renacimiento. Enseña que la vida no es la cantidad de días vividos sino la calidad e intensidad de cada día y que hay que vivir como si fuera el último.
El colibrí representa una actitud de humildad ante los eventos de la vida, de la naturaleza o del destino que no se han podido cambiar en el pasado. Por eso es el animal de poder de muchas almas que han tenido que enfrentar grandes pruebas, sobre todo en los inicios de su juventud y a veces también en la vida adulta. A ellos les recuerda constantemente la esperanza y la renovación perpetua de la existencia y les ayuda a apreciar intensamente los pequeños detalles, las cosas bellas, sencillas y cotidianas de la vida. Como animal de poder, el colibrí también escoge guiar a las almas de terapeutas muy especializados cuyo aprendizaje vital les permitirá afinar su percepción empática al máximo, de tal forma que serán capaces de identificar aquello que su corazón y el corazón de otros necesitan para abrirse a la sanación.
