El cambio climático esta modificando el sistema meteorológico a nivel mundial lo que esta incidiendo directamente en la cantidad y calidad del agua que los niños consumen y necesitan para sobrevivir, la Unicef alerta sobre este peligro e invita a ser inteligentes con el agua, ya que este fenómeno esta dificultando el acceso al agua potable y puede representar graves consecuencias.
En América Latina y el Caribe, 17,8 millones de niños y adolescentes viven en zonas de gran vulnerabilidad al agua, esto quiere decir que no cuentan con ella para satisfacer sus necesidades diarias.
Alrededor del 74 por ciento de las catástrofes naturales, incluidas las sequías y las inundaciones, que acontecieron entre 2001 y 2018 estuvieron relacionadas con el agua y la frecuencia e intensidad de estos eventos aumentan con el cambio climático.
Las catástrofes pueden contaminar todo el suministro de agua, incrementando el riesgo de enfermedades como el cólera y la fiebre tifoidea, a las que los mas pequeños son especialmente vulnerables.
El agua contaminada supone una enorme amenaza para los menores y jóvenes que están en crecimiento y la consumen, lo que trae graves consecuencias y enfermedades que pueden conducir a la muerte, esto deja una estadística a nivel mundial que refleja que cada día, más de 700 niños menores de 5 años, mueren de diarrea relacionada con la falta de agua, saneamiento e higiene.
El incremento de la temperatura también trae consecuencias ya que aparecen agentes patógenos mortales en las fuentes de agua dulce, lo que hace que esta sea peligrosa para la población. El aumento del nivel del mar está provocando que el agua dulce se vuelva salada, comprometiendo los recursos hídricos de los que dependen millones de personas.
En 2040, aproximadamente 1 de cada 4 niños vivirá en zonas con un estrés hídrico extremadamente alto.
El cambio climático está ocurriendo ahora y requiere actos conscientes para entender que el agua hace parte de la solución y hay que cuidarla.
Adaptarse a los efectos del cambio climático sobre el agua preservará la salud de los niños y salvará sus vidas. Utilizarla de forma más eficiente y pasar a sistemas de agua con energía solar disminuirá los gases de efecto invernadero y protegerá aún más el futuro de todos.