La dopamina es un neurotransmisor, considerado como el causante de sensaciones placenteras que se encuentra presente en muchos procesos humanos como el control del movimiento, la memoria, el aprendizaje y la recompensa cerebral.
El ayuno de dopamina invita a abstenerse del exceso de placer, es privarse de pequeñas cosas que pueden terminar volviéndose toxicas e incluso adictivas como el exceso de conexión tecnológica. El uso de plataformas está teniendo efectos similares a los producidos por el consumo de sustancias psicoactivas por lo que el propósito del ayuno de dopamina pretende que el individuo se aísle de esos estímulos nocivos del mundo moderno permitiendo al cerebro la oportunidad de recargarse y reiniciarse por corto períodos de tiempo.
Actualmente hay una tendencia entre los ejecutivos en Silicon Valley de hacer ayuno de dopamina y consiste en privarse de conductas o sustancias que conlleven a la liberación de dopamina en el cerebro, es como «postergar la recompensa», ya que esta comprobado que entre más cosas se tienen menos felices son los seres humanos. Realmente se trata de hacer una dosificación de este neurotransmisor para regular la experimentación del placer, la motivación y la gratificación, teniendo en cuenta uno de los hallazgos más interesantes de la neurociencia en los últimos 75 años, y es que las mismas partes del cerebro que procesan el placer, también procesan el dolor, y funcionan como lados opuestos del equilibrio. Es como si diera la felicidad pero a la vez la quita, si hay exceso.
Para la psiquiatra Lembke, el ayuno de dopamina definitivamente reprograma las vías de recompensa en el cerebro. La propuesta es estimular el lado del dolor primero, como hacer ejercicio o proponerse tareas que implican un cierto nivel de sacrificio, para que el cerebro premie al sujeto con una liberación de dopamina que le permita compensar el efecto del dolor. Si se logra hacer durante 30 días las adaptaciones neuronales encontrarán el equilibrio y la sensación de bienestar será optima.