Es común hablar de hipertensión o presión arterial alta, de hecho, es una de las enfermedades más comunes que se diagnostican y esta asociada a la edad avanzada aunque -de igual forma- puede aparecer en edades tempranas. Sin embargo, la tensión baja también es un padecimiento al que se le debe prestar atención y aunque suele ser menos frecuente puede requerir supervisión médica.
No es muy común presentar síntomas de hipertensión por lo que se le conoce como una enfermedad silenciosa, es aconsejable realizarse chequeos regulares para detectarla y tratarla a tiempo.
Para saber cómo manejar esta patología, la Mayo Clinic, entidad dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, aconseja hacer una clasificación de las personas en los siguientes grupos:
- Pre-hipertenso: son personas con presión sistólica de 120 a 129 mm Hg y diastólica por debajo de 80 mm Hg. Todavía no se considera un diagnóstico claro de hipertensión arterial, pero los valores están por encima de los que se catalogan normales.
- Hipertensión arterial de primer grado: cuando la tensión sistólica supera los 130 mm Hg y no pasa de 140 mm Hg, o la diastólica se registra entre 80 y 89 mm Hg; ya hay hipertensión de grado 1.
- Hipertensión de segundo grado: estos pacientes tienen valores repetidos de tensión arterial sistólica superior a 140 mm Hg y de diastólica mayor a 90 mm Hg. Este es un cuadro patológico que puede dañar los órganos vitales a mediano plazo.
«Consejos y Trucos» es un portal de salud y cuidado personal que aclara que para una presión arterial normal, la presión diastólica no debe superar los 95 mmHg y la presión sistólica los 140 mmHg. Sin embargo, si tanto la presión diastólica como la sistólica son mucho más bajas, es posible que la presión arterial sea demasiado baja. Para las mujeres, esto se traduce en una presión arterial inferior a 100 sobre 60. Para los hombres, es un poco más alta: 110 sobre 70.
Los síntomas de la presión arterial baja pueden incluir, visión borrosa, nauseas, mareos, vómitos, confusión, desmayo, vértigo debilidad o somnolencia. Si un paciente llega a presentarlos debe recostarse inmediatamente y elevar los pies por encima del nivel del corazón. Otros tratamientos consisten en beber suficiente líquido y aumentar moderadamente el consumo de sal en su dieta. Cabe destacar que si un paciente presenta una presión arterial baja y no esta asociada a ninguno de estos síntomas se puede considerar que goza de buena salud y que no precisa ser tratado medicamente.