Las «altas capacidades» son solo un número para etiquetar un cociente intelectual superior a la media y hace referencia al alto potencial de aprendizaje que tienen los niños, esta condición viene acompañada de circunstancias que se reflejan en un alto rendimiento en las aulas en áreas concretas que redundan en productividad y riqueza para la sociedad en el futuro. Según las estadísticas entre un 2 y un 10% de niños tiene altas capacidades y no es muy habitual identificarlas, sin embargo hay unos indicadores que permiten sospechar que un menor tiene este perfil, como por ejemplo, un vocabulario avanzado para su edad, gran curiosidad, intereses diversos, distintas formas de resolver problemas, autocritica, perfeccionismo, baja toleraría a la frustración, transferencia de aprendizajes, hipersensibilidad, intensidad emocional, no parar de pensar e incluso, hacerse «invisibles» en los espacios escolares. Puede ocurrir que se confunda la alta capacidad con el alto rendimiento o relacionar el potencial intelectual con el éxito académico. Es difícil detectar estos perfiles debido a que las estrategias escolares están orientadas a identificar dificultades, pero no capacidades y la falta de formación de los profesionales sobre este tema, los mitos, estereotipos y falsas expectativas, se convierten en los principales problemas.
Las habilidades especiales en niños, ya sea en el ámbito académico, artístico o deportivo, desempeñan un papel crucial en su desarrollo y su integración en el entorno social. Estas habilidades, a menudo innatas, pueden manifestarse de diversas maneras, desde una aptitud excepcional para la resolución de problemas hasta talentos artísticos sobresalientes. En el entorno social, estas habilidades especiales pueden influir positivamente al fomentar la autoestima y la confianza en los niños. Al destacarse en una disciplina específica, los pequeños pueden encontrar un sentido de identidad y propósito, lo que contribuye a su bienestar emocional. Sin embargo, es esencial equilibrar el estímulo de estas habilidades con la promoción de habilidades sociales y emocionales más amplias para garantizar una integración saludable. Por otro lado, es fundamental que la sociedad reconozca y celebre la diversidad de habilidades en los niños, evitando estigmatizar a aquellos que pueden enfrentar desafíos en áreas convencionales. Esto promueve un ambiente inclusivo que valora las contribuciones únicas de cada individuo, fomentando una comunidad más comprensiva y enriquecedora para todos. En última instancia, al entender y apoyar las habilidades especiales de los niños, se construye un entorno social más empático y diverso.